La Toscana es conocida por sus viñedos, cipreses y pueblos medievales. Sin embargo, esta región italiana guarda un secreto para los amantes de la montaña, el senderismo y los deportes de aventura: los Apeninos Tosco-Emilianos. La escarpada cordillera, que recorre el largo de la península italiana, reina también en la Toscana. Este paraje ofrece un verdadero espectáculo de la naturaleza a los visitantes y una amplia combinación de actividades al aire libre en cualquier época del año.
Con cerca de 22 mil hectáreas de bosques, el Parque Nacional de los Apeninos Tosco-Emilianos es una gigantesca área protegida con un sinfín de posibilidades. Desde caminatas, escalada y ciclismo por los picos de las montañas, hasta deportes acuáticos en sus ríos. En definitiva, la región promete una experiencia inolvidable para todos los públicos.
Las Montañas de Pistoia: aventura todo el año
A escasos kilómetros de Florencia se encuentra Pistoia, una ciudad conocida por sus amplias calles e impresionantes iglesias. Un destino que combina historia y naturaleza en igual medida y abre las puertas a las Montañas de Pistoia, un tesoro de recursos naturales, aire fresco y paisajes espectaculares. Situadas en la parte meridional de los Apeninos Tosco-Emilianos, estas montañas cuentan con una extensa red de senderos que superan los 1.000 metros sobre el nivel del mar, ofreciendo rutas para todos los niveles de dificultad.
Lago Nero, Montañas de Pistoia
Los meses de invierno, las montañas se convierten en un paraíso para los deportes de nieve, con estaciones de esquí, como Doganaccia y Abetone-Val di Luce, donde se puede practicar esquí alpino, esquí de fondo, snowboard e incluso ciclismo de nieve. Cuando llega el calor los bosques de hayas y abetos son perfectos para actividades como el senderismo, ciclismo de montaña, E-Bike, Cross-Country, Downhill y Enduro. Además, los tours guiados se adaptan a diferentes grados de dificultad, velocidad y técnica.
Una de las rutas destacadas es el Trekking de Abetone (1.388m) hasta la Casetta di Lapo (1.503m). Un recorrido de aproximadamente 8 km que ofrece unas vistas espectaculares a lo largo de la antigua frontera entre la Toscana y Emilia, alcanzando picos impresionantes y proporcionando una experiencia inolvidable para los amantes de la naturaleza y la aventura.
Valle del Serchio: Naturaleza salvaje
Rodeado de montañas y naturaleza salvaje, el Valle del Serchio es ideal para actividades al aire libre como tirolina, yoga en el bosque, masajes en medio de la naturaleza, kayak y ciclismo de montaña.
Coronado por montañas pero cerca del mar, el valle de Garfagnana ha sido durante siglos un cruce de itinerarios religiosos y comerciales, dejando como legado un importante patrimonio artístico y antiguas tradiciones de artesanía y agricultura. Las torres y fortalezas medievales se alternan con antiguas iglesias, edificios históricos y museos, evocando la memoria de personalidades históricas que pasaron parte de su vida aquí, desde Ludovico Ariosto hasta Giovanni Pascoli. Hoy en día, el valle es el lugar ideal para viajar entre la naturaleza y la tradición, descubriendo un paisaje exuberante e incontaminado, a través de senderos que unen castillos y pueblos antiguos.
Valle del Garfagnana
Lunigiana: Historia y naturaleza
Lunigiana es un gran valle en el norte de la Toscana, caracterizado por colinas agrícolas y boscosas, y rodeado por las montañas de Liguria, los Apeninos Tosco-Emilianos y los Alpes Apuanos. Esta área, atravesada por la histórica Vía Francígena, es famosa por sus pueblos fortificados, castillos e iglesias parroquiales. Además, el pueblo de Molinello, situado cerca de las montañas y a lo largo de la Vía Francígena, ofrece la oportunidad de explorar una tierra entre dos ríos, caminando a lo largo de dos cursos de agua para disfrutar de unas perspectivas naturales únicas. Concretamente, se trata de un recorrido fluvial que permite explorar a pie el arroyo Civasola y el río Magra.
Trekking en Vía Francígena
En un viaje a Lunigiana, es indispensable degustar los excelentes platos típicos transmitidos entre generaciones durante siglos. Desde el Cordero de Zeri, una raza ovina autóctona, el tradicional Testarolo, un tipo de pasta común en la región, y el pan Marocca di Casola, hasta la Miel D.O.P., la Harina de Castañas D.O.P., y la Torta de Hierbas, así como los preciados vinos y licores de la región.