Fráncfort es una ciudad bastante moderna. Posee negocios, arquitectura y el tercer aeropuerto más grande de Europa. Quizás por eso, Fráncfort ha desarrollado una especial inclinación por los museos de tipo, organización y tamaño muy diversos. Siguiendo el lema de adelantarse un poco a su tiempo, pero sin dejar de preservarlo.
Quizás lo primero que se le ocurre al pensar en Fráncfort es en grandes negocios, brokers, bancos y la Bolsa. Todo eso existe, pero no es lo único. Y es que Fráncfort cuenta con un panorama museístico excepcional. Particularmente la Orilla de los museos en el margen sur del Meno provoca una gran admiración, sobre todo el fantástico Instituto Städel, el museo de arte con la galería estatal.
Uno de los museos más importantes de arte en Alemania, en el mismo centro del Paseo de los Museos de Fráncfort, donde se exponen obras maestras del arte europeo procedente de nueve siglos. La obra de ampliación subterránea, que alberga la colección desde 1945, incluye obras de grandes estrellas como Joseph Beuys y Gerhard Richter.
Ubicados un poco más al este, el Museo del Cine y el Museo de Arquitectura desatan un gran entusiasmo, siendo ejemplo de una arquitectura innovadora y no convencional. Y a tan solo un paso, se erige el Museo de Artes Aplicadas (MAK): 1.000 años de artesanía que se presentan en un edificio impresionante creado por Richard Meier, arquitecto americano.
En la otra orilla del Meno, también a tan solo unos minutos, no puede dejar de visitar el museo de Arte Moderno (MKK) diseñado por Hans Hollein, o una exhibición en la Sala de Arte Schirn, considerada una de las galerías de arte líderes de Alemania y Europa. En las numerosas galerías de menor envergadura puede encontrar arte casi siempre algo alejado de la cultura principal, pero siempre con una calidad excelente.
E incluso el metro es un espacio para el arte, por ejemplo en la estación de la catedral «Dom/Römer» donde se pueden contemplar trabajos que conjugan arte, arquitectura y diseño en el proyecto «Grenzland» (territorio limítrofe).
A menudo, la cultura judía y la historia de principios del siglo XII hasta la nueva era después de 1945 superan los límites de lo concebible. El Museo Judío en las históricas estancias del Palacio Rothschild y su dependencia del museo en la calle Judengasse presentan un testimonio conmovedor y genuino.
También se halla inherentemente unido a Fráncfort el ilustre hijo de la ciudad, Johann Wolfgang von Goethe, tras cuyas huellas se puede descubrir el Fráncfort del siglo XVIII. Por ejemplo, en su casa natal, la Goethehaus, o en una versión algo más profana, en el restaurante Gerbermühle, un romántico local con terraza a la orilla del Meno, donde el genial poeta a veces se daba el gusto de tomarse una copa de Apfelwein, similar a la sidra.
Probablemente el Dr. Heinrich Hoffmann, creador del personaje «Pedro Melenas» (Struwwelpeter), un clásico de la literatura infantil, fuera también huésped del Gerbermühle. En una preciosa villa del elegante Westend, Fráncfort le ha dedicado un museo con dibujos, ediciones especiales del Struwwelpeter, traducciones, parodias y mucho más.
Y para aquellos a quien les resulte divertido, se recomienda la visita al museo «Caricatura«, el museo del disparate de lujo, líder en Alemania. Seguro que F. W. Bernstein, Robert Gernhardt, Chlodwig Poth, Hans Traxler, F. K. Waechter, Bernd Pfarr y otras muchas personalidades le arrancarán una sonrisa y destilarán buen humor.
Quizás algo menos animado, pero seguramente más cercano a la realidad, es el ambiente en la zona de bancos y rascacielos con oficinas, que conforma la silueta más impresionante de Europa, el verdadero emblema de Fráncfort.
Pero no dude en que aquí también hallará arte de prestigio internacional: las colecciones, como las de la Deutsche Bank, Commerzbank o DZ Bank, podrían competir con cualquier museo y abren sus puertas al público en determinadas ocasiones. Si hay algo que sea típico de Fráncfort son las torres financieras a modo de sueños de arte.
· Fuente: Turismo de Alemania