Las imágenes son de multitudes atascadas en el interior del edificio. Los testimonios, de largas y absurdas filas, de horas y horas de espera. El aeropuerto de El Prat está viviendo un fin de semana nefasto: los pasajeros de vuelos provenientes o con destino a un país ajeno al espacio Shengen están teniendo que hacer colas de dos y hasta tres horas debido al embudo en que se convierte cada vez con mayor frecuencia el control de pasaportes, responsabilidad del Ministerio de Interior y en la práctica de la Policía Nacional.
Ocurrió el sábado por la tarde y también este domingo, por la mañana y en las horas del mediodía. “Es una vergüenza, hemos tardado tres horas en salir desde que aterrizó el vuelo. Adentro todos se quejaban”, decía una pareja francesa que había llegado a la capital catalana procedente de Casablanca.
Según la Policía, se ha debido a una coyuntura que incluye factores como la coincidencia de hasta ocho vuelos internacionales, una serie de detenciones en el área de pasaportes por documentación falsa y la entrada en vigor, el pasado día 7, de la normativa de la UE que obliga a hacer chequeos sistemáticos de los pasaportes de ciudadanos europeos que salen o entran del espacio comunitario. La Policía habla incluso de unas obras en el edificio que deben custodiar los agentes para que nadie se cuele por allí.
Sin embargo, quienes están en contacto con la realidad de los vuelos internacionales en El Prat –viajeros frecuentes, conductores de los servicios de transporte privado, azafatas– dicen que es un problema estructural, y que jornadas como las de este fin de semana son cada vez más frecuentes y difíciles de gestionar.
► Fuente: Agencias
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