Entre los años 80 y 90, cuando muchos de los niños de la generación del ‘baby boom’ se instalaron definitivamente en las grandes ciudades, se creó la supuesta leyenda urbana según la cual muchos de esos pequeños, que jamás habían estado en contacto con animales de granja, creían que la leche provenía del tetrabrik, porque jamás habían visto una vaca de verdad.

Aunque hoy en día la gente viaja más, y los peques ya no viven dando tanto la espalda a la naturaleza, escaparse de vez en cuando a un hotel con granja y huerto ecológico puede ser una buena forma de potenciar su respeto al medioambiente.

Oasis en medio de la naturaleza

Este acogedor establecimiento de 77 habitaciones, estratégicamente ubicado en el Parque Natural Sierra de Grazalema (Cádiz), declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO desde 1977, ofrece numerosas actividades para que toda la familia disfrute de unas inolvidables vacaciones en contacto con la naturaleza.

Una de las propuestas más valoradas por los más pequeños de la casa es visitar, junto a un animador, la granja con la que cuenta el Fuerte Grazalema, en la que habitan numerosas especies como un cerdo vietnamita, una burra, palomas, palomas colipavas, gallinas andaluzas, castellanas y japonesas, pavos, patos, pollitos, tortugas, una oveja, un borrego, codornices, conejos, perdices y un perro de agua. Durante la actividad a los niños, y también a sus padres, se les permite interactuar con los animales, dándoles de comer o de beber y acariciándolos.

Además los más pequeños también tienen la posibilidad de visitar un huerto ecológico y aprender, de mano de un animador, cómo un agricultor de la zona cuida este pequeño rincón del hotel en el que, en función de la época del año, hay plantadas habas, cebollas, coliflores, coles, zanahorias, rábanos, alcachofas, lechugas, tomillo autóctono y, en verano, tomates, berenjenas, calabacines y pimientos rojos y verdes, entre otras hortalizas.

Una vez allí observan cómo se prepara la tierra para cultivar los distintos productos, y de qué manera se puede realizar un tipo de agricultura ecológica sin utilizar ningún tipo de fertilizante ni productos químicos, para respetar al máximo la naturaleza. En algunos casos, y según la época, los niños pueden colaborar en la recolección de algunos productos y observar tantos las plantas como los frutos que éstas generan.

► Fuente: Fuerte Grazalema