Un menú tradicional británico

En estas semanas de confinamiento, la manera más sabrosa de viajar a Gran Bretaña sin salir de casa es degustando sus platos más tradicionales. Y lo mejor de todo es que, con un poco de tiempo y algunos ingredientes muy comunes, es posible realizar esos platos en nuestra propia cocina.

Así que nos ponemos manos a la obra, y realizamos un menú de primer y segundo plato más postre que nos transportará, como por arte de magia, a la mesa de un pub británico. ¡Buen provecho!

De primero, fish and chips

De todos los platos de la gastronomía británica, uno de los más populares es, sin duda, el fish & chips. Por todo el país abundan los lugares donde disfrutarlo, y para todos los gustos y presupuestos, desde restaurantes exclusivos a puestos de comida callejera, y ello es debido a lo imbatible de la propuesta: un plato muy sencillo de hacer, económico, sabroso y donde la calidad del producto manda por encima de todo.

Por todo ello, el fish and chips es una auténtica institución en Gran Bretaña, hasta el punto de que cuenta con sus propios galardones, los National Fish and Chip Awards , que llevan celebrándose treinta años y que, en su edición de 2020, coronó a un local de Nottingham, The Cod’s Scallop , como el mejor de todo el país.

Y tomarlo mientras se escucha el rumor de la marea y se contempla el mar es, también, toda una experiencia gastronómica: en el Magpie Café de Whitby, uno de los puertos tradicionales más bucólicos de Inglaterra, bordan la receta.

Ingredientes para cuatro personas: Manteca o aceite para freír; cuatro filetes de bacalao o abadejo de unos 175 gramos cada uno; 225 gramos de harina, para la masa del rebozo; sal; pimienta negra; 300 mililitros de cerveza; unas 6-8 patatas grandes.

Preparación: Precalentar una sartén con aceite o manteca a 120ºC. Pelar, cortar, lavar y secar las patatas en tiras, y freír a 120ºC -fuego lento/medio- durante 8-10 minutos, hasta que queden blandas. Sacar las patatas del fuego, y colocar sobre un plato o fuente con papel absorbente. Aumentar la temperatura de la sartén a 180ºC, sazonar el pescado y espolvorear ligeramente con harina. Preparar la masa de rebozar mezclando en un bol la harina y la cerveza, y salpimentando la masa. Rebozar dos filetes, y freírlos durante 8-10 minutos, o hasta que queden dorados y crujientes. Sacar de la sartén, y dejarlos sobre un plato o fuente con papel absorbente. Repetir el proceso con los otros dos filetes, y conservar los cuatro con calor tapando la fuente. Ahora, hay que freír de nuevo las patatas durante 2-3 minutos o hasta que están doradas y crujientes, y sazonar al gusto. Si se quiere, se puede servir acompañado de guisantes.

De plato principal, Sunday roast

Toda gastronomía tiene su “plato del domingo”, una contundente y sabrosa receta tradicional que sirve de punto de reunión de la familia en torno a una mesa.

En España, ese honor recae sin duda en la paella; y, en Gran Bretaña, es el Sunday Roast -el asado dominical- el protagonista de los domingos, que se sirve tanto en los domicilios como en los pubs y restaurantes de todo el país.

La premisa del plato es sencilla: un asado de carne -ya sea de vacuno, cordero, pollo o cerdo-, con patatas y salsa gravy, y muchas veces acompañado de un pudding de Yorkshire, que nos trae a la cabeza mil y una imágenes, vistas en películas y series, de pantagruélicos banquetes medievales con bandejas enormes de asados.

Es precisamente en la Edad Media cuando se cree que comenzó a prepararse el plato, cuyo proceso de elaboración se ha mantenido en el tiempo y que, como en el fish & chips, si se cuenta con ingredientes de calidad y se respetan las cantidades y tiempos, su elaboración está al alcance de todos.

En cualquier pub o restaurante lo preparan espectacularmente, y en los establecimientos de la cadena de restaurantes Hawksmoor, considerados entre los mejores asadores de carne del mundo, ir un domingo a degustar su sunday roast es una apuesta segura.

Por ejemplo, en el Hawksmoor Seven Dials , en una antigua fábrica de cerveza a un paso de Convent Garden, es uno de los lugares más famosos de la capital en los que disfrutar del asado dominical (reserva imprescindible): sus cortes de la mejor carne del país, sus espectaculares parrillas y su salsa gravy, a base de tuétano y cebolla, son algunas de las claves de su éxito.

Ingredientes (para cuatro personas): para la carne: 750 gramos de carne de vacuno (lomo bajo puede ser una buena elección), atada con hilo de cocina; 2 chalotas picadas; un diente de ajo; 150 ml de vino tinto; 150 ml de caldo de carne; hierbas (romero, tomillo, salvia), sal y pimienta, aceite de oliva. Para la salsa: los jugos de la cocción, dos cucharadas de harina y dos cucharadas de mantequilla. Para las patatas: cuatro patatas grandes, manteca.

Preparación: precalentar el horno a 200ºC. En una sartén, dorar el ajo y las hierbas. Salpimentar la carne, y sellarla en la sartén. Añadir la mitad del caldo de carne y remover en la sartén. Guardar la salsa que se ha generado. Colocar en la bandeja del horno las chalotas cortadas y la mitad del vino tinto; sobre ella, una parrilla con la pieza de carne, que no debe tocar la bandeja. Hornear durante 15-20 minutos. Abrir el horno, y añadir la otra mitad del caldo de carne. Dejar asar la carne al punto que se quiera y, una vez finalizado, dejar una media hora dentro del horno. Posteriormente, dejar la carne aparte, tapada para que conserve el calor. Para realizar la sala gravy, hay que poner al fuego la bandeja sobre la que se ha hecho la carne, y añadir el vino que nos quedaba. Se retira la salsa resultante, se añade a la que se había realizado al comienzo, se le añade la harina y se pasa por la batidora. Se corta el asado en lonchas muy finas, y se sirve acompañado de la salsa y de las patatas. Las patatas pueden asarse al horno, precalentándolo a 190ºC, hirviéndose durante 7-8 minutos, y colocándolas en el horno en una fuente -previamente calentada con la manteca durante 4-5 minutos-, salpimentadas, dejándolas asar durante 45-60 minutos o hasta que estén doradas y crujientes.

De postre, custard

La gastronomía británica tiene en la repostería una de sus especialidades más sabrosas. Sus puddings y plum cakes son famosos tanto dentro como fuera de sus fronteras, y un clásico que no puede faltar es la famosa crema custard, muy parecida a las natillas españolas y que, aunque es ideal para rellenar pasteles y bizcochos, suele tomarse como postre único.

Ingredientes (para cuatro personas): una pinta de leche (unos 600 ml, aproximadamente); tres yemas de huevo; 25 gramos de azucar; dos cucharadas de harina de maíz (Maicena o similar); dos ramas de vainilla; canela.

Preparación: calentar la leche y las ramas de vainilla en un cazo a fuego medio, removiendo constantemente hasta que comience a hervir. Apartar y dejar que se enfríe durante unos 15 minutos. Batir las yemas de huevo, el azúcar y la harina de maíz hasta obtener una masa suave. Verter la leche en la masa, removiendo constantemente hasta que estén totalmente mezcladas. Poner todo en una cacerola, y cocer a fuego bajo -75ºC- hasta que la crema se espese. Una manera de saberlo es pintando el dorso de una cuchara de madera con una línea de crema: si la línea se queda y no se deshace, la crema está lista. Se sirve en un bol con un poco de canela espolvoreada.

· Fuente: Visit Britain

 

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